Trilce/César Vallejo [+]
ISBN-978-987-8952-03-1-
Por Susana Cella
Entre 1919 y 1922 César Vallejo escribió los poemas de un libro cuyo título iba a ser Cráneos de bronce y el nombre del autor César Perú. Así fue enviado a los Talleres Tipográficos de la Penitenciaría de Lima. Debido a las objeciones y bromas de sus amigos, decidió cambiarlo por su verdadero nombre, la modificación en el impreso iba a costar tres libras más. Cuenta Juan Espejo Azturrizaga que Vallejo, enojado, comenzó a repetir tres, tres, tres y siguió tresss, trisss, trieesss, tril, trilssss, hasta que pronunció trilsssce y entonces decidió que el libro se llamaría trilce. Fue recibido con muchas diatribas y pocos elogios entre sus compatriotas contemporáneos. Así el libro no cayó del todo “en el mayor vacío” como él dijo, despertó perplejidades y enseguida se trató de ubicarlo en alguna corriente literaria. Pero quien se alza “en la línea mortal del equilibrio” no puede sino correr riesgo y situarse en allí, en la avanzada, lo que hace de Vallejo el auténtico vanguardista no programático ni experimentador lúdico, sino, verdadero poeta que al escarbar en la lengua material e íntima, sopesa cada palabra, la deriva, la corta, la modifica, la alza o la acalla relevando la significación del ineludible silencio que la integra y dispone así en la página los versos dispares, escalonados y también regulares e incorpora onomatopeyas, cifras o grafos según el afán persistente de acrecer el sentido. No se llega fácilmente a una cumbre, “hay siempre que subir ¡nunca bajar!”, por eso leer Trilce implica afrontar la dificultad, y “sólo lo difícil es estimulante” como dijo José Lezama Lima. Aceptado el reto, lo más hondo aflora o “¿No subimos acaso para abajo?”.